Frio como la antartica...

Resulta que hace unos 5 días, al despertarme a la mañana, me disponía a tomar un baño, como de costumbre. Hice lo mismo de siempre, me fui al baño de mis padres (más grande y cómodo que el mío), me llevé la toalla, ya que misteriosamente NUNCA hay toalla en ese baño y también mi shampoo para pelo graso (dado que al parecer que soy el único miembro de mi familia con esta característica...). Me desvestí, entre a la bañera, abrí la canilla del agua y espere a que se calentara...
Nunca sucedió.
El agua continuó saliendo fría, aun a pesar de haber aguardado 5 minutos de reloj.
Molesto como estaba, porque iba a llegar tarde a un compromiso (y no quería ir sin bañarme tampoco), fui a revisar el termotanque, el cual últimamente andaba fallando. Al llegar veo que estaba encendido, lo cual me resulto muy extraño. Con frío (solo ataviado con una toalla a la cintura) llamo a mi madre y le pido ayuda, ya que mis escasos conocimientos del aparato solo llegaban a la noción de on/off del mismo.
Pero aun a pesar de su ayuda, el agua continuó saliendo fría. Y después de innumerables intentos, tuvimos que declarar al aparato oficialmente muerto.
Frustrado como estaba, me lave la cabeza con agua helada arrodillado en la bañera, lo cual lastimo mi cuero cabelludo, mis rodillas y mi orgullo.
No contento solo con eso, además del agua caliente, la muerte del artefacto traicionero se llevo la calefacción, por lo que los últimos días han sido como vivir en el polo, todos abrigados aun dentro de la casa, yo tipeando con dificultad por el entumecimiento de mis dedos, durmiendo con 10 kilos de colcha encima...
Finalmente, hoy, después de un increíble dolor de bolsillo para mis pobres padres, hay un nuevo artefacto. Ha vuelto el calor al hogar! El color a mis mejillas! La sensibilidad a mis dedos!
Y ahora, si me disculpan, voy a disfrutar de un buen baño caliente, creo que lo merezco.
Au revoir.